Por el modo en que me miraba me di cuenta de que se estaba preocupando por mi salud mental, así que traté de moderarme fingiendo una risita pero sin lograr detener las lágrimas. ¿Qué tonto no? Perdóname, ahora me pasa. Me fui a esconder en el baño.
Cuando salí ella fue comprensiva.
Qué pena, lamento que estés triste. ¿Era un buen escritor? Yo no
sabía que responder. ¿Cómo explicar que “buen escritor” no es
suficiente? Hasta la palabra escritor no basta para designar lo que
él era, lo que él aún es. Historiador de los humildes, narrador de
la otra historia, provocador de pensamientos. Obviamente no dije nada
de todo esto, me quedé callado mientras ella me miraba. Me di cuenta
que le daba pena no entenderme.
Pasé todo el día contando mi pena a los
amigos, a los conocidos, buscando alquien que sepa, que lo conozca, que lo extrañe. Se murió Galeano. ¿Quién? No importa.
Aquí en Italia pocos lo conocen. Tenaz, no tener un amigo que sufra contigo por la misma ausencia. Hasta lueguito don Eduardo.
Aquí en Italia pocos lo conocen. Tenaz, no tener un amigo que sufra contigo por la misma ausencia. Hasta lueguito don Eduardo.