23 julio, 2016

Martín y Liliana, un equipo ganador

Todo pasó rápidamente, al grupo whatsapp de algunos ecuatorianos residentes en Florencia llegó un mensaje bastante extraño que desató alboroto. «Nos han contactado desde el Ministerio del Deporte y piden si alguien puede ir a recibirle al atleta que va a representar al Ecuador en las olimpiadas para personas con síndrome de Down. ¿Quién puede?». La primera respuesta fueron muchas preguntas en pocos segundos, ¿cómo así? ¿cuándo? ¿quién es? Seguidas de propuestas y exclamaciones ¡qué lindo! yo puedo, yo también, llevemos carteles, banderitas también.

Gracias a un video de El Comercio supimos que el atleta se llamaba Martín Terán. Por lo demás, la única información era que debía llegar el viernes 15 de julio a las cinco de la tarde. Fue así que una comitiva de voluntarios se preparó y se dirigió al aeropuerto de Perétola para recibir a Martín y a Liliana, su mamá. Una vez allí, cuando los viajeros ingresaron a la sala de espera comenzaron las barras y los aplausos entre mucha alegría y algo de nerviosismo de parte y parte. Martín estaba feliz y también Liliana, aunque agradablemente sorprendida por el inesperado recibimiento. El encuentro duró pocos minutos ya que los viajeros debían marcharse en el auto de los organizadores.

La cita era para el día siguiente, en el desfile que recorrería algunas calles del centro histórico florentino para inaugurar el evento. Luego del encuentro en el aeropuerto comenzó de nuevo la organización, la preocupación general era que los recién llegados no se sintieran abandonados. Mañana no puedo ir, yo sí, yo también, quien pueda mañana que vaya al desfile.

Al día siguiente las numerosas delegaciones recorrieron la ciudad, llevando con orgullo la bandera de cada país. En la delegación ecuatoriana no desfilaron únicamente Liliana y Martín, ya que junto a ellos se encontraban algunas voluntarias que lograron acudir. Al final, durante el discurso del alcalde, Martín llevó con entusiasmo el tricolor ecuatoriano en medio de otras cincuenta banderas de todo el mundo. El domingo inició el certamen y los mensajes en whatsapp fluían. Por fortuna sí hubo un buen grupo de gente que podía acompañar a Martín en su debut en la piscina Cóstoli, y menos mal, ya que casi todos los atletas tenían una nutrida barra de seguidores en el graderío.

El martes Liliana aceptó una entrevista para este blog y fue así que nos encontramos en la recepción de su hotel a las 21h00. El calor del verano mediterráneo es sofocante, por esta razón es usual que la gente salga en horas de la noche. Les invité a dar un paseo por los puentes sobre el río Arno, la intención era tomar un helado pero las largas filas nos obligaron a desistir; luego pasamos por una “hueca” para comer pizza y al final nos sentamos sobre las gradas de la catedral en la plaza de Santo Spirito, en medio de la algarabía provocada por las conversaciones de la muchedumbre.

«Muy linda Florencia», comenta Liliana, «me gusta la informalidad de la gente, y la ciudad es hermosa, llena de cultura». Le pregunto a Martín qué opina y responde sin tapujos, «¡me gusta la Ferrari!». Su madre sonriendo cambia de tema, «viajar con él es como viajar con cuatro personas, requiere mucha atención». Le pido que me cuente algo de la trayectoria de Martín, «desde pequeño ha tenido mucho talento para la natación, poco a poco hemos visto que podía desarrolar esto y lo hemos apoyado». Sobre la situación de los atletas con síndrome de Down en Ecuador dice, «no hay muchos espacios, imagínate que deben competir con atletas con discapacidad intelectual pero no física, por eso pierden siempre y así nadie tiene ganas de continuar, y esto pasa no sólo en la natación».

Liliana ha dedicado su vida a este tema, es Magister en Educación Especial y realiza consultorías. «Mi objetivo es conseguir un espacio no sólo para Martín, sino para todos los atletas con síndrome de Down en el Ecuador, hace falta más apoyo. Hasta conseguir piscina para entrenar fue difícil, porque en las piscinas para gente “normal” tenían recelo. Hay que superar muchos prejuicios». Le pido que me cuente cómo fue que lograron participar a los Trisome Games. «Parecía imposible, pero cuando tengo una meta no me rindo, logré hablar con el Presidente Correa en un cambio de la guardia de Carondelet, llevé la carta de invitación, las medallas que Martín ganó en Colombia y ahí junto a mi hijo le pedí que nos apoye. El Presidente le llamó a un funcionario y le ordenó que ayude en todo lo posible a Martín. A veces cuando hablo de esto aún me parece imposible, pero aquí estamos».

La participación en los juegos de Florencia ha sido una gran experiencia para los dos. «Hemos visto y hemos aprendido mucho. Hay atletas de países como Australia, Canadá e Italia que tienen un nivel envidiable, una gran preparación». Intervengo diciendo que se nota muy bien cuando en un país hay apoyo y recursos. Sobre eso Liliana no tiene dudas, «eso mismo es lo que hay que conseguir en el Ecuador, el apoyo de las instituciones sobre todo públicas, que se den cuenta del potencial que tienen estos chicos. Espero que el viaje de Martín sea sólo el primer paso».

Sin saber nada de competiciones de natación le pregunto sobre los resultados. Ella es muy clara cuando afirma «en sudamérica hemos obtenido buenos resultados pero aquí hemos visto que aún hay que mejorar muchísimo. Aquí Martín está más o menos en la mitad de la clasificación general. Pero cuando se trata de personas con síndrome de Down se necesita cambiar de perspectiva, para ellos cualquier cosa que hagan es un triunfo. Por eso te dan tanto, porque la vida misma para ellos es un triunfo». Atesorando este hermoso pensamiento me despido de ellos y los acompaño nuevamente al hotel, sabiendo que por desgracia va a ser difícil que pueda ir a ver la competición del día siguiente, la última.

Dos días después llegó el momento de volver a Ecuador, las voluntarias de la comitiva de recibimiento han acompañado a Liliana y Martín de paseo por Florencia, refiriendo a los demás la experiencia en el grupo de whatsapp. La visita de nuestros compatriotas nos ha dado mucha alegría y la gesta de Martín nos ha llenado de orgullo, porque ha representado al Ecuador con honor. Al final, llegaron los inevitables mensajes de despedida, «qué lindas personas, los vamos a extrañar», «que tengan un lindo viaje». A veces sucede, conocer a alguien por poco tiempo y cuando te despides sentir que lo vas a volver a ver pronto. Inexplicable pero muy grato. Hasta pronto queridos amigos, en Italia, en Ecuador o donde sea.


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