30 diciembre, 2015

Venga lo que venga, me niego a caer

Recuerdo el fin de año de 1999, mi hijo tenía apenas unos meses de haber nacido y fuimos a la casa de unos amigos en el campo a recibir el año nuevo. Unos minutos antes de las 12 de la noche, no pude evitar recordar todos esos canticos apocalípticos que en la escuela de monjas todas las alumnas del grado repetíamos ¡¡¡en el año 2000 se acabará el mundo!!!!!

Por si las dudas fui corriendo a abrazar a mi bebé, que dormía desde hace horas plácidamente en cama prestada. Si el fin del mundo llegaba, quería tenerlo cerca, pasara lo que fuera a pasar, lo iba a cubrir y proteger. En la radio se oía estruendoso el ceremonial de fin de año de Radio Tarqui y su cuenta regresiva: 5, 4, 3, 2, 1...

Un silencio de segundos, la respiración contenida y... ¡¡¡FELIZ AÑO!!!

No se acabó el mundo. No se apagaron las computadoras, no se acabó el hambre tampoco, ni las guerras. Como tonta sonreí y me compadecí de mi ignorancia, pero en el fondo mi yo supersticioso agradecía haber pasado la cábala.

Este año, con el clima de cabeza como está, con los comentarios de catástrofe económica, con la caída de estructuras y la estampida de reformas que se vienen como de costumbre, con la evaluación personal del año que se va, con mis activos y pasivos, por segundos, de cuando en cuando, en estos últimos 3 días no puedo evitar suspirar como ese año.

Creo que el temor a lo desconocido está en el ADN, sin importar el paso de la evolución. Peor aún, cuando todo y todos dicen que la cosa es grave. Sin embargo este año, no voy a buscar acurrucarme con quienes amo esperando el final. Este año, no me voy a dejar, así todo se venga encima. Si viene lo que parece que viene, me tiene que encontrar de pie. Porque mi hijo es tan grande ahora que mis brazos no alcanzan para cubrirlo todo y aún así él me necesita. Y me va tener fuerte, guerrera, bien parada y optimista. Tengo vida y eso es una gran bendición, tengo alguien especial que me ama y a quien amo también y eso es una gran fortuna. Me niego a caer. No nos vamos a caer, Dios no nos va a dejar caer.




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